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Crónica de una sonrisa inesperada

Son las 15:50 h y en el vestíbulo del Hospital Sant Joan de Déu se respira tranquilidad. Poco movimiento, casi nada. Una planta más arriba, la situación cambia radicalmente. Junto al despacho del equipo de ‘Voluntaris’, se escapa de la puerta entreabierta del auditorio un murmullo. Dentro del auditorio, 80 personas que forman parte de la “Associació Ressò de Musicoterapia” ultiman los detalles para comenzar con la “Cercavila de Nadales”.

Diez minutos después este coro de músicos voluntarios convierte ese vestíbulo, que yacía tranquilo pocos minutos antes, en el “Orfeó Català del Palau de la Música” donde habitualmente actúan varios miembros de esta asociación. Las miradas que iban a parar al suelo y las caras largas se transforman, en pocos segundos, en rostros mágicos, llenos de alegría e ilusión. Al “Fum, Fum, Fum” le comienza a seguir las palmadas de tres niños que no paran de aplaudir y bailar. Llega el momento de cantar “Campana sobre campana” y muchos de los presentes se unen al coro. Junto a este, una niña tararea y balancea tímidamente su pierna escayolada, evidenciando que la música es capaz de prohibir expresarse al dolor.

Tras interpretar tantos villancicos como uvas tomaremos para despedir el 2016 el próximo 31 de diciembre, el coro se dividió en dos grandes grupos con el objetivo de llevar la música a todos los rincones del Hospital Sant Joan de Déu. Uno de los grupos arranca su ‘Cercavila’ por las diferentes plantas del centro de salud mental -llamado ITAKA- mientras que el otro comienza recorriendo las primeras plantas del Edificio de Maternidad. A lo largo del recorrido los músicos muestran asombro cada vez que se encuentran con uno de esos árboles de Navidad hechos con libros que adornan muchos rincones del Hospital. De algunos cuelgan frases del tipo “Leer es vivir la vida propia y la de los otros”. En la copa de uno de ellos, concretamente, se asoma un libro titulado “Mi amigo el gigante”.

Sea casualidad o no, el título de ese libro alude a la perfección a cada uno de los niños que, desgraciada e inmerecidamente, deberán pasar las Navidades en Sant Joan de Déu. Una Navidad que estos días todos los médicos, voluntarios y otros profesionales que trabajan en el Hospital tratarán de vestir de la mejor forma posible e intentar estimular algo infranqueable: la ilusión de los niños.

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